¿Tienes plan para estos días? Nosotros te invitamos a conocer Toledo de una manera muy especial, a través de sus leyendas.
Que Toledo es una ciudad especial, todos lo sabemos, quizá única en el mundo. Ciudad Imperial que albergó entre sus murallas tres culturas, cristiana, judía y musulmana.
Toledo es mágica, bohemia y noctámbula. Toledo no es ciudad de un día. En Toledo hay que quedarse.
Pasearla de día, al atardecer, de noche, en primavera y en invierno. Vivir entre sus callejuelas, disfrutar de sus rincones, degustar su gastronomía y sentir su historia en cada muro y en cada piedra.
En QdOcio queremos enseñarte a amar Toledo. ¿Quién no ha visitado alguna vez la capital de la región?
¿Quién no ha disfrutado de su Catedral y ha caminado por el Barrio de la Judería?
Todos esos lugares de la ciudad también te los enseñaremos, pero hoy queremos hablarte...
de leyendas, mitos, personajes y hechos, a medio camino entre la realidad y la ficción que le dan a Toledo ese barniz mágico y especial.
1. La Ajorca de Oro
Nuestro primer relato se ubica en la imponente Catedral de Toledo.
Esta leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer nos cuenta la historia de una dama, Maria Antúnez y un caballero, su enamorado, Don Pedro Alfonso de Orellana.
La dama, según la descripción de Bécquer era de naturaleza caprichosa y le gustaba vestir siempre los mejores vestidos y joyas.
Una tarde el caballero encontró a su amada sumida en un baño de lágrimas. Ante su insistencia, ella le contó sus pesares.
El día anterior, tras la visita a la Catedral con motivo de la festividad de la Virgen, ella, la joven María, había quedado prendada de la imagen de la Virgen, concretamente de la ajorca que portaba en su brazo.
Con tal emoción y tan compungida relató la historia la muchacha, que su joven amando no le quedó más que, para apaciguar su sufrimiento, comprometerse, a pesar de sus temores a traerle la ajorca.
Al amparo de la noche, Don Pedro entró en la Catedral con la intención de robar la joya para su amada. Pero al pisar el templo sus temores se apoderaron de él.
Las sombras de los cirios encendidos parecían seguirle… los ojos de las imágenes parecen voltearse a su paso….
Tembloroso, pero decidido, llegó a la Virgen del Sagrario, portadora de la joya que se había propuesto robar.
Subió a su altura y estirando el brazo logró alcanzarla y arrebatarle el brazalete.
Pero al bajar de nuevo al suelo y cuando estaba dispuesto a huir raudo con su botín, todas las estatuas del templo cobraron vida.
Lenta y firmemente comenzaron a rodearlo para impedir que finalizara con su malvada intención.
Los difuntos se levantaron de sus tumbas para hacerle recapacitar…. estaba rodeado, no había escapatoria.
El terror más absoluto se apoderó de él, el corazón le latía tan acelerado que parecía que le iba a explotar...
y tras un grito, casi inhumano y desgarrador, se desplomó en el suelo.
A la mañana siguiente cuando abrieron las puertas de la Catedral, encontraron al pobre Don Pedro enloquecido, con la mirada vacía.
Aún tenía en sus manos el brazalete. Y cuando se acercaron para socorrerlo, en medio de carcajadas propias de un demente, solo gritaba alzando la mano…”¡Suya, suya!”
2. El Pozo Amargo
Nuestra siguiente historia cuenta el amor imposible entre una joven judía y su enamorado cristiano.
Un amor imposible, diferencias insalvables y un final…no os voy a adelantar acontecimientos.
Todo tuvo lugar en torno a uno de los lugares más románticos de la ciudad de Toledo, El Pozo Amargo.
Dos jóvenes toledanos, ella judía, el cristiano, se han citado en mitad de la noche. El lugar, el pozo del jardín de los padres de ella.
Él, galante y caballero cristiano, salta la tapia de la calle de Nuncio Viejo y corre al encuentro de su amada.
Ella espera en el brocal del pozo. Noche tras noche, Raquel y Fernando intercambian caricias amparados por las sombras del jardín. Pero una noche no son los únicos actores a la luz de la luna.
El padre de Raquel los ha descubierto y con paso decidido y cuchillo en mano se acerca a Fernando y sin mediar palabra le clava el cuchillo por la espalda.
En unos instantes el cuerpo sin vida del joven se precipita hacia el fondo del pozo.
Un grito ahogado rompe el silencio de la noche, la luna se ha escondido entre la nubes. Raquel llora desconsolada, ha perdido a su gran amor.
Día tras día, la joven judía sigue acudiendo a la cita. Cada noche en el jardín, coloca sus manos sobre el brocal del pozo y llora.
Llora tan desconsolada y amargamente que cuenta la leyenda que las aguas se tornaron amargas.
Una de esas noches, en su desesperación, Raquel creyó ver la imagen de su amado Fernando en las aguas del pozo, y se lanzó a su encuentro.
Desde entonces ambos, reunidos de nuevo, descansan para siempre en el fondo del pozo.
3. El Cristo de las Cuchilladas
Caminamos por las estrechas calle de Toledo hasta la Iglesia de los Santos Justo y Pastor donde aconteció nuestra siguiente historia… o ¿no?
En el siglo XV, las luchas entre familias nobles por ganarse el favor de la Corona eran frecuentes.
Los Silva y los Ayala, familias de abolengo en Toledo, andaban en luchas constantes.
Una noche, Don Diego de Ayala camina raudo al encuentro de su prometida Isabel y al pasar por la Plaza de San Justo dedica una breve oración al Cristo de la Misericordia que se encontraba en la fachada.
Por un momento cree oír los gritos de una dama en peligro y decide acudir en su ayuda.
Al llegar descubre a un grupo de embozados forcejeando con una mujer y cuando se encuentra ante ellos se asombra al percatarse que se trata de su amada Isabel y que los malhechores son los miembros de la familia Silva.
Aún sabiéndose en desventaja no duda en desenvainar la espada y atacarlos para rescatar a la joven.
Tras unos minutos de duro combate y de blandir las espadas, Don Diego es consciente de que están perdidos.
Y en un momento en que los enamorados se encuentran contra la pared de la Iglesia, alza la vista hacia el Cristo y le pide que salve a su amada y no él.
En ese instante los muros de piedra de la iglesia se abrieron como si fueran cortinas y “engulleron” a la pareja.
Ante el asombro de los Silva, Diego e Isabel desaparecen ante sus ojos y, presos de la ira y el desconcierto, empiezan a lanzar cuchilladas contra la piedra.
Al percatarse de lo inútil de esta acción deciden entrar en la iglesia por la puerta principal para finalizar su misión.
Pero entonces, según la leyenda, las campanas de la iglesia comenzaron a tañer tan fuerte que todos los vecinos del barrio salieron a la calle pensando que el templo ardía en llamas.
Ante la confusión y el gentío los Silva no tuvieron otra opción que huir, dejando atrás a los dos enamorados.
Desde entonces, el Cristo de la Misericordia de la Iglesia de San Justo y Pastor pasó a llamarse el Cristo de Las Cuchilladas
¿Qué te ha parecido? Amores imposibles, traiciones, caballeros batiéndose en duelo….
Ingredientes perfectos para enseñarnos una visión distinta de esta monumental ciudad, mágica y embriagadora.
Si te ha sabido a poco, no te preocupes, leyendas en Toledo hay muchas y en QdOcio vamos a contártelas todas, permanece atento.
Solo te queda animarte y disfrutar de los rincones de Toledo a través de sus leyendas.