7 dulces típicos manchegos para Carnaval
En Castilla-La Mancha las fiestas nos gustan y mucho, pero la gastronomía también...¿Qué sería de nuestras fiestas sin ese plato representativo o ese dulce tan rico?
El Carnaval es, sin duda, una fiesta donde exaltamos la alegría y la diversión, pero también su gastronomía más típica. Aquí te hablamos de todos los dulces típicos manchegos que elaboramos en estas fechas.
El Carnaval es tiempo de fiesta, de desenfreno, donde todo esta permitido. Como todos los pecado están permitidos, pues pequemos.
Si hay algo típico en tiempo carnavalero eso es, sin duda, los dulces, ¿hay mejor manera de pecar?
Además no son dulces cualquiera, son dulces fritos, de sencillos ingredientes y cubiertos después por azúcar, canela, miel... y todas a la vez.
Como el tiempo que se avecina después, la Cuaresma, es de recogimiento y ayuno, da rienda suelta a tus instintos y come, come lo que no te hayas comido en Navidad.
Porque claro, no hemos terminado las existencias de polvorones, cuando estamos pensando en rosquillos y flores de Carnaval.
¿Quién puede seguir la dieta así?
Bueno, si te sirve de consuelo para compensar tanto y tan delicioso dulce, baila y diviértete, es la mejor manera de quemar calorías.
Como en QdOcio siempre pensamos en vuestro bienestar, tanto físico como espiritual, ahí van algunos dulces típicos de estas fechas, pensados, únicamente, para que pequemos.
Si echamos la vista atrás, podemos decir que la elaboración de todos estos postres en Carnaval era un acontecimiento en sí mismo.
Actualmente estas costumbres se han ido perdiendo y, en muchos lugares, son solo las pastelerías más antiguas las que conservan las recetas.
En décadas pasadas, las mujeres de toda la familia, se reunían, en los fríos días de febrero, entorno a la lumbre, para elaborar estos postres con los que luego agasajaban a propios y extraños.
Pues sin más dilación comenzamos...
1. Los buñuelos
Aunque es cierto que en algunos lugares los buñuelos se comen también en noviembre, en localidades como Herencia en Ciudad Real, se convierten en un aliciente en época de Carnavales.
Con ingredientes simples, como harina, levadura, agua, aceite y sal, estas pequeñas bolitas de masa frita recubierta de azúcar, acompañadas de un buen chocolate caliente, ayudarán a comenzar el día con otro humor.
Este dulce también te servirá de excusa para una buena merienda en compañía.
¿No se te hace la boca agua?
2. Los Barquillos
Este es otro dulce típico de esta zona de la provincia de Ciudad Real.
Como casi todo en la cocina manchega, sus ingredientes son humildes, su elaboración sencilla y su sabor contundente.
Con aceite, vino, ralladura de limón y algo de azúcar, se elaboran estas delicias, que consisten en una masa homogénea que se enrolla en una caña para después freírlas en abundante aceite.
Una vez fritos los barquillos y estando aun caliente solo nos queda espolvorear con azúcar y a disfrutar.
Un dulce para chupárselos dedos...
3. Las flores
Este es quizás el postre más típico de nuestra región y, aunque su elaboración puede ser a priori sencilla no sería posible sin una herramienta especial, el molde.
Realizado en hierro, el molde con forma de Cruz de Calatrava es el ingrediente esencial para realizar este postre tradicional manchego.
Se elabora a base de leche, harina, huevos, azúcar, canela y aceite, abundante aceite.
También es muy interesante el "chorrito de anís seco" que alegra la masa antes de freírla.
Una vez hecha la masa con un aspecto homogéneo, y el aceite caliente pero sin que llegue a humear...
vamos introduciendo, metódicamente, el molde primero en la masa y después en la sartén, hasta conseguir unas flores doradas y crujientes por ambos lados.
Las sacamos de la sartén y las dejamos en papel para que absorban el exceso de aceite, para después rebozarlas en azúcar y canela.
Ya solo queda que busques la ocasión perfecta para disfrutarlas y si no la tienes, te damos uno…. lo deliciosas que están.
4. La rosca utrera o nuegados
Otro postre típico de la Mancha, aunque según en qué lugares lo podemos encontrar tanto en carnaval, como en la localidad de Herencia, como en la festividad de todos los Santos en noviembre.
Vamos, que los manchegos siempre tenemos alguna excusa para hacer este tipo de dulces deliciosos.
La receta es algo más elaborada que los anteriores, y sus ingredientes son huevos, aceite, miel, leche, anís, harina y ralladura de limón y naranja, a gusto del cocinero.
La preparación es laboriosa y una vez conseguida la masa se realizan pequeños rollitos que, posteriormente, y con ayuda de unas tijeras se cortan en pequeñas bolitas.
Estas diminutas bolitas se irán friendo en aceite caliente y una vez doradas se sacan y se reservan.
Mientras ponemos la miel en un cazo a calentar y vamos bañando las bolitas fritas en la miel hasta que queden empapadas por todos lados.
Vamos sacándolas a un plato y disponiéndose en círculo hasta que formen una corona.
En cuestión de dulces...la forma nos da igual ¿verdad?
5. Las Orejas de carnaval
Este dulce típico de Carnaval tiene varios nombres según la región de La Mancha donde nos encontremos.
Desde Orejas de Carnaval, hasta Tortillas de Carnaval, sin olvidarnos de las Hojuelas recubiertas de miel.
¿Habéis oido la expresión Miel sobre Hojuelas? Hace referencia a algo buenísimo y fácil, pues de aquí procede.
Los ingredientes vuelven a ser humildes y sencillos ya que la época en la que mas se elaboraban no estaban para dispendios.
Además la mayoría de las casas carecían de horno. Y si lo había en la población era comunal por lo que había que pagar por utilizarlo.
Por esta razón todos estos postres se realizaban fritos en las lumbres de los hogares, que era una alternativa mucho más barata y fácil.
Con aceite, mantequilla, vino, azúcar, huevos, anís, harina y cáscara de limón y naranja, se elabora una masa que posteriormente se corta en porciones que pueden variar de tamaño y forma según el lugar.
Solo hay una condición, que sean lo mas fina posibles, para que el resultado sea crujiente y ligero.
Pueden ser rectángulos, triángulos, o incluso un poco irregulares. Después los freímos para, una vez doradas, espolvorearlas con azúcar o bien regarlas con miel.
6. Lluecas
Nos trasladamos a la localidad de Mota del Cuervo en Cuenca donde cinco semanas antes del Domingo de Pascua es tradición hacer unos bollos de forma circular y pasar la tarde en el campo de merienda.
El origen de este dulce es muy antiguo y en sus inicios la mezcla era salada, pero, con el tiempo, pasó a dulce para ser degustada con un buen chocolate caliente.
Con ingredientes muy parecidos a todos los anteriores, leche, aceite, harina, huevos, levadura y zumo de naranja elaboramos un bollo.
En esta ocasión horneado y que habremos pintado previamente con huevo para que adquiera un dorado más intenso.
Un buen motivo para subir a la sierra a merendar una tarde fría de febrero...con un trozo generoso de este bollo en una mano y un tazón de chocolate caliente en la otra.
Ah, y no os olvidéis de una buena manta y mejor abrigo, que los fríos en La Mancha son para tomarlos en serio.
7. Orejas de fraile
Aunque este dulce podría parecerse mucho a las Tortillas de Carnaval o las Hojuelas de las que os he hablado antes, ésta tiene una particularidad, y es que necesitamos una cuchara para realizarlo.
Los ingredientes, tan sencillos como todos los de la cocina manchega, huevo, harina, azúcar y leche.
Y la elaboración más sencilla aún, mezclamos todos los ingrediente hasta conseguir una masa sin grumos.
En un cazo ponemos aceite de oliva suave y cuando esté caliente introducimos nuestra cuchara.
Con ella calentada en el aceite la metemos en la masa hasta la zona en donde empieza el mango para volver a meterla otra vez en el aceite.
Sacudimos un poco para que se suelte la masa y dejamos freír.
Una vez doradas, las ponemos sobre papel absorbente para que queden extra crujiente y las espolvoreamos con azúcar.
También tenemos la opción de no echarles nada y dejarla para “mojar” en leche caliente.
Esto me lo apunto yo para el desayuno de mañana.
¿Qué dulce de todos ellos te ha gustado más?
Todas esta recetas y elaboraciones son semejantes, sencillas, y sobre todo deliciosas.
Pero son además un homenaje a nuestras abuelas, a todas esas mujeres que dominaban el arte de la cocina al amor de la lumbre.
Donde los ingredientes no se median ni en gramos ni en centilitros, eran una pizca de esto o un chorreón de aquello.
Donde los tiempos de cocción se expresaban en... “hasta que esté dorado, como tu lo vayas viendo”.
Y donde la cocina tenia un sabor distinto, todo estaba un poco más rico hecho con amor y en el fuego de casa de tu abuela.
Si después de tanto atracón dulce necesitas ayuda, aquí te pasamos un enlace, que aunque está pensado para sobrevivir a los excesos navideños, puede venir bien en cualquier época.
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