5 buenos propósitos para el nuevo año que no cumplirás

Propósitos de año nuevo

¿Este año cumplirás los propósitos de año nuevo? o ¿volverán a ser des-propósitos?

Hoy es 6 de enero, oficialmente ha acabado la Navidad.

Todos los parientes se han marchado, algunos, como el ejército de Atila, han arrasado con todo a su paso.

Se han acabado las reuniones, los regalos, las lentejuelas de Nochevieja, los brindis...

Miras en la despensa… ni una miga de mazapán, ni turrón, ni siquiera del Roscón de Reyes de antes de ayer. Alguien ha dado buena cuenta de ello.

Tienes una misión, una misión que este año te has propuesto cumplir, pase lo que pase, caiga quien caiga….TUS PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO.

No hemos empezado mal, querías haberla preparado para el brindis de las doce campanadas, pero ya sabes, entre una cosa y otra…. estamos a día 6 y ni hemos propuesto.

Se nos acumulan los proyectos, las buenas intenciones también, y, aunque no lo queramos admitir, la poca fe en conseguirlos también está presente.

Pero estamos decididos, no hay vuelta atrás. Empezamos...

1.Apuntarme al gimnasio

¡Ay! por qué será que todos los años este es el primero de los propósitos del año.

La báscula ha estado secuestrada esta navidades. Oculta en un armario, pero ha llegado la hora…te subes…no quieres mirar, abres un ojo, miras….¡¡3 kilos!!!

En quince días no está mal, el año pasado fueron cinco. Pero hay que ponerse manos a la obra. Hay que recurrir al deporte.

Revisas todas las ofertas de actividades deportivas de tu localidad.

¿Zumba? Sí, aunque con la agenda que llevamos... ¿estar sujeta a un horario?, no se.

¿Pilates?. Claro, está de moda, es estupendo para tonificar la figura, pero las agujetas…

¿Correr? ¿En invierno? Hace frío, me resfrío con mucha facilidad...y con lo que cansa….

Ya está, nadar. Ejercicio completo, cómodo, consume muchas calorías, no está sujeto a horarios… estupendo.

Y en ese preciso momento recuerdas que tu estilo no es precisamente el de Mireia Belmonte.

Y para que sea eficaz tendrías que pasar por un cursillo intensivo de técnica y respiración, que curiosamente está en la lista de pendientes.

Tras dos horas deliberando, decides apuntarte al gimnasio de tu barrio, y esperas poder sacar tres ratitos a la semana para hacer… “lo que buenamente puedas”

2.Hacer dieta

Paso número dos, de la mano del anterior. Reconócelo te has pasado un montón estas navidades.

Polvorones, mazapanes, copitas, cervecitas, el asado de tu madre... si es que son un montón de tentaciones y uno no es de piedra.

Pero la báscula no miente, es cruel, sí, pero dice la verdad. Así que hay que hacer algo al respecto.

Te propones firmemente ponerte a “dieta”. Vas a la cocina y lo primero que hay que hacer es vaciar la despensa de “guarrerías”.

Un buen saco de basura, patatas de bolsa, bollos de chocolate, una bolsa con mazapanes de Toledo que no había sido descubierta, el resto de barra de chorizo ibérico de la cena de Nochevieja…

Requisamos todo, quien evita la ocasión evita el peligro.

Una tableta de chocolate negro, bueno, no vamos a ponernos drásticos, se trata de perder unos kilos no de una tortura medieval, esta se queda, pero solo para emergencias.

Al final, una vez hecha la “limpieza”, decides ir al supermercado a comprar todas aquellas cosas “sanas” que éste y aquel te han dicho que tienes que comer para alcanzar tu peso ideal.

Pero claro, entre el trabajo, la casa, los niños, si los hay, acabas comiendo lo que puedes, prepararte algo sobre la marcha y la dieta termina en otra “buena intención”.

Pero te recuerdas a ti mismo que como te has apuntado al gimnasio, no pasa nada porque te saltes un poquito la dieta ¿verdad?

3.Dejar de fumar

Si, lo sé, dejar de fumar no debería ser un propósito, tendría que ser un hecho consumado.

¿Cuándo vas a hacer caso de tu médico, de tu madre, de la vecina de enfrente que te ve pasando frío en la terraza mientras te fumas un pitillo a escondidas?

Y que conste que lo hemos intentado en el último año, tres veces. Pero esta vez va “en serio”.

En la mesa del salón tienes el paquete a medias y te prometes que cuando se acabe será el último…el último.

Pero de repente parece que los cigarrillos te miran fijamente como diciendo….”No podrás dejarnos…”

Pero los ignoras y te mantienes firme y cuando, efectivamente, enciendes el último cigarro, lo fumas como si no hubiese un mañana… es el último, o eso piensas tu.

A la mañana siguiente, sin tabaco, intentas calmar la ansiedad con lo que encuentras a tu paso.

Chicles, caramelos sin azúcar… el chocolate negro para emergencias...

Tras dos días estás para subirte literalmente por las paredes, porque tampoco tienes nada que echarte a la boca, recuerda que estas a dieta…

Te planteas de nuevo la situación y piensas que es mucho mejor esperar un poco.

Cuando termines con la dieta y te quites esos kilos, dejas de fumar, prometido.

En verano. No vamos a hacerlo todo a la vez, primero el uno y luego el dos.

Otra “buena intención”

4.Dominar el estrés

Solo con pensarlo ya te estresas ¿verdad?  Trabajo, casa, familia, amigos, gimnasio,... dormir.

Ya se que es un tópico pero necesitas que el día tenga 30 horas, como mínimo.

Pero te has propuesto tomártelo con calma, vamos a ser más “zen”.

La vida hay que vivirla con tranquilidad, el estrés es muy dañino y puede hacer peligrar tu salud.

Toma el toro por los cuernos y lucha contra él. ¿Cómo?

El yoga y la meditación pueden ayudarte. Y te propones apuntarte al nuevo estudio de yoga que han abierto en tu ciudad...relax, meditación, pensamiento transcendental….

Pero claro, si sumamos al trabajo, los niños, el gimnasio, ese al que te habías apuntado para perder peso, que estas dejando de fumar, acudir a clases de yoga para desestresarte…

Estás, como mínimo para ponerte a gritar, y yo ¿cuando duermo? te preguntas….

Y tras varios intentos fallidos de cuadrar tu apretada agenda, decides que si quiere el estrés que desaparezca solo, que tu no tienes tiempo.

Cuarto des-propósito.

5. Aprender Inglés

Se sincero, llevas diez años queriendo aprender inglés, pero inglés de verdad, ese que no haga que te pongas como un tomate cuando viajas a Londres y no sabes ni pedir “Fish and Chips”.

Te lo has propuesto, la Escuela Oficial de Idiomas está a la vuelta de tu casa, tiene horario de tarde, ¿qué puede fallar? Pues tu.

Tras las maratonianas jornadas de trabajo, llega la tarde y ganas de verdad de asistir a clases de inglés no tienes.

Pero has pagado la matricula, al menos, tienes que intentarlo. Así que allá que vas.

Pero tras el decimoquinto bostezo, porque la noche anterior no dormiste nada, sales “motivado” para volver.

Un mes, lo intentas durante un mes entero, y después de no poder distinguir ya el inglés, del castellano, del dialecto de tu hijo...

Decides que tu nuevo smartphone tiene una app estupenda de traducción al inglés para las vacaciones de este verano.

Quinto intento.

Tu lista de propósitos para el fin de año está completa, completamente sin cumplir.

Pero no te desanimes, los has intentado. Todos lo intentamos al comienzo de un año nuevo.

Pero la moraleja de este cuento, no es centrarte en lo que no consigues, si no que, aunque no consigas lo que te has propuesto, siempre estás dispuesto a emprender proyectos nuevos.

Y si un año no completas tu lista… QdOcio te recuerda que siempre puedes esperar a las campanadas del año siguiente para hacer una nueva.

FELIZ AÑO NUEVO.